miércoles, 10 de marzo de 2010

CUENTO DE CARLOS SÁNCHEZ 5º A

LO QUE PROPORCIONAN LOS HERMANOS Había una vez un niño llamado Aitor. Era muy inteligente pero tenía un pequeño problema, tenía un hermano mayor llamado Gabriel, que no paraba de molestarle. Una tarde sus padres se fueron a comprar a `El Corte Inglés. Pero algo impactante iba a ocurrir cuando los hermanos se quedaran a solas. -Prepárate enano- dijo Gabriel. -Déjame en paz idiota- contestó Aitor. -Espero no haber oído lo que creo haber oído- respondió el hermano mayor. -Pues sí, ¿qué pasa?, te he llamado idiota- apuntó el pequeño. Y no hizo falta nada más. Los dos hermanos empezaron a luchar duramente como si aquello fuese una pelea de gallos. -No me toques -dijo Gabriel. -Pues déjame salir y dejaré de molestarte -respondió Aitor. -Ah!!! Te vas a enterar ¡cabeza buque!- insultó Gabriel a su hermano pequeño. Tras 10 minutos de pelea los dos hermanos llegaron a un acuerdo. Gabriel le dijo a su hermano que si le daba la clave de su ordenador, él le dejaría su Xbox 360. Aitor le respondió que vale pero que pensaba contárselo a sus padres cuando regresaran del Corte Inglés. -¿Quieres un pin, enano? –continuó molestando Gabriel. -¡¡Vale ya!! Déjame en paz – apuntó Aitor. Pasado un rato se calmaron. Aitor le dio la clave de su ordenador a Gabriel y éste le dejó su Xbox 360 y cada uno se puso a lo suyo. No había pasado ni una hora cuando Aitor le preguntó a su hermano: -Gabriel, ¿puedo irme con mi amigo ``Adri´´a la calle? -Vale, pero con la condición de que no le cuentes a nuestros padres lo que ha pasado ¿ok? -Ok, xao. Gabriel se quedó jugando al ordenador mientras que Aitor se fue a jugar con su amigo Adri. Pasados unos 40 minutos Aitor volvió a casa y subió las escaleras. No se oía nada. Pensó que Gabriel estaba tramando algo porque estaba muy callado. Subió sin hacer ruido. Entró a la habitación, se acercó por detrás y le pilló jugando al Counter-Strike. Salió sigilosamente y fue a su cuarto para coger su máquina de fotos. Le hizo una donde se veía, perfectamente, el juego al que estaba jugando su hermano. Al clic de la máquina, Gabriel se giró rápidamente y le dijo enfurecido: -Estás muerto, enano. -Atrévete a cogerme -respondió Aitor que salió corriendo de allí. De nuevo, otra pelea, otra intensa persecución. De pronto se oyó un ruido. Aitor miró por la ventana. ¡Eran sus padres! Por fin habían llegado. -Se acabaron los problemas -gritó Aitor. -¿Qué ha pasado aquí chicos? – dijo su madre, nada mas entrar, con cara de disgusto. -Que…, que… -tartamudeó Gabriel. -Mamá, papá, mirad lo que me ha hecho Gabriel - le interrumpió Aitor llorando. En su cuerpo quedaban las pruebas de lo que había pasado: moratones, mordiscos, arañazos -¡Dios mío! ¿Pero qué ha pasado aquí? – gritó la madre. -Yo no he hecho nada. Se habrá dado algún golpe. Y dame la cámara de una vez, enano, – contestó Gabriel, sin ninguna vergüenza, delante de sus padres. Y, efectivamente, Aitor les entregó la cámara de fotos, sí, pero no a su hermano sino a sus padres. Cuando estos vieron la foto, que fue el remate final a todo lo ocurrido, se quedaron muy preocupados y llamaron a Gabriel para hablar con él. De lo que le dijeron, de la charla o castigo, no se sabe nada. Pero desde que esta pelea ocurrió, Aitor está mucho más tranquilo porque sus padres ya nunca le dejan solo con su hermano. FIN CARLOS SÁNCHEZ MORA 5º A y MARISOL HUERTA –profesora correctora de estilo y retoques- Y ahora, chicos, una vez leído el cuento, podéis hacer algún cambio del final si queréis llevaros un positivo en lengua o bien explicar en cuatro líneas más o menos, qué os parece el comportamiento de los hermanos de este cuento. También vale para positivo ¿eh? ADIÓS. ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡REQUETEGUAPOS!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!1

MARICASTAÑA, CUENTO APOEMADO

. MARICASTAÑA . Hace más de seiscientos años en un pueblo de Lugo, cuyo nombre no sé, vivía una señora rica de nombre María Castaña. . Cuentan que era mujer muy valiente; participó en la lucha junto a los hacendados contra el obispo Pedro López de Aguiar que cobraba muchísimos impuestos a las gentes de allí con dinero o sin dinero. . Y algo había que hacer para acabar con este gran abuso por parte del obispo. . Un día apareció muerto Francisco Fernández, -recaudador de impuestos del obispo- en una gran pelea que tuvo con la buena mujer. . María Castaña se cansó de pagar injustamente tanto dinero para la iglesia y tuvo a bien matarlo ayudada por su esposo y sus cuñados. . Confesó su gran crimen -nunca hay que matar- y tuvo que entregar todos sus bienes para la catedral de ese pueblo tan gallego. . ¡Pobre Maria Castaña! No se sabe qué fue de ella después; quizás murió en la hoguera o quién sabe si muerta de pena en una cárcel triste, como todas las cárceles. . Esta historia que os he contado es muy, muy, muy antigua de allá por aquel tiempo de Maricastaña. . Marisol Huerta/ marzo 2010