CUENTO RECOMENDADO HOY:
"Un poema para curar a los peces", editorial Kókinos.
Hola chicos, aquí os dejo el cuento que hoy os he leído.
Es precioso, tierno, tiene humor, imaginación desbordante donde los animales piensan, como el canario Aristófanes que quiere salir de su jaula y ser libre, como el pez León que escribe un poema llamado silencio.
Donde los personajes tienen un corazoncito que siente y ama, como la panadera que afirma que para ella un poema es el sabor que te queda en la boca cuando comes pan recién hecho. O el viejo Mamud, para el que un poema es escuchar el latido del corazón de las piedras.
Un cuento donde los sentimientos están a flor de piel, tanto en Adrián, el protagonista, como el de todos sus amigos.
Y aquí abajo os lo dejo para que se lo leáis a vuestro papá, o a vuestra mamá, a un hermano o a los abuelitos.
Por cierto, os habéis portado fenomenal.
-¡Mamá, mi pez se muere!
¡Corre!, se muere de aburrimiento, mi querido León.
La Mamá miró a Adrián,
cerró los ojos,
volvió a abrirlos...
Sonrió:
-¡Tienes que darle un poema inmediatamente!
Y se marchó a su clase de trombón.
-¿¡Un-po-e-ma!?
Adrián fue a mirar en el armario de la cocina.
-¿Hay aquí algún poema?
- Aquí no hay poeeeeeemaaaas,
respondieron susurrando los fideos.
cerró los ojos,
volvió a abrirlos...
Sonrió:
-¡Tienes que darle un poema inmediatamente!
Y se marchó a su clase de trombón.
-¿¡Un-po-e-ma!?
Adrián fue a mirar en el armario de la cocina.
-¿Hay aquí algún poema?
- Aquí no hay poeeeeeemaaaas,
respondieron susurrando los fideos.
Adrián rebuscó
en el armario de los escobas.
- Aquí do hay dingún boema,
dijo la fregona,
que siempre está
resfriada.
Adrián miró
debajo de la cama
de sus padres...
- Aquí no hay
ni un orinal,
dijo el polvo entre risas.
Adrián es cabezota.
Se fue corriendo a
casa de Lolo, el vendedor de bicicletas.
Lolo,el que lo sabe
todo, el que se ríe por todo,
el que siempre está
enamorado.
Estaba reparando un
neumático y cantaba.
-Un poema, Adrián, es estar enamorado:
es como llevar el cielo en la boca.
- ¿Es eso? Ah, vale.
Adrián fue a ver a
la señora Tortel,
la panadera. Su
amiga.
Cuando llegó estaba
despachando una barra de pan
y tres cruasanes a
la señora Arsenia.
- ¿Un poema?
No sé muy bien.
Conozco uno, y es como el pan recién hecho:
es el gusto que queda en la boca
después de comerlo.
- ¿Es eso? Ah, vale.
Adrián fue a
preguntarle
al viejo Mahmud,
el que vino del
desierto,
el que riega sus
rododendros
todos los días
a las nueve.
Mahmud le respondió sin dudar:
- Un poema es escuchar
el latido del corazón de las piedras.
- ¿Es eso?Ah, vale.
- ¿El corazón? ¡Oh!
¡Rápido, el corazón de mi querido León!
Adrián regresó
corriendo a casa.
Su pez parecía
dormido.
Flotaba suavemente
entre las algas
como si estuviera
pensando...
Adrián fue al otro
extremo de la casa
a preguntar a su
canario Aristófanes,
que no tiene,
precisamente, cerebro de pajarito.
Ariatófanes, hinchando las plumas, dijo:
- Un poema, es cuando las palabras quieren volar.
Es un canto desde la prisión.
- ¿Es eso? Ah, vale.
Entonces llegó la
abuela con su perro,
su coche nuevo y
tres botes de mermelada.
- Abuela, abuela,
¿qué es un poema?
La abuela se quedó
pensando un buen rato,
(se sabe que está
pensando porque sonríe
y pone cara de
filósofa).
- Cuando te pones
un jersey
viejo del revés,
querido Adrián,
de pronto parece
que es nuevo. ¿Sabes....?
Un poema pone las
palabras del revés
y ¡ale hop!,
el mundo es nuevo.
- ¿Es eso? Ah, vale.
- Pero pregúntale a
tu abuelo,
él a veces escribe
poemas...
¡en vez de arreglar
la cisterna!
- ¿Un poema?, dijo
el abuelo
retorciéndose los
bigotes
y frunciendo las
cejas.
Un poema, es...
eso que hacen los
poetas.
- ¿Es eso? Ah, vale.
- ¡Ni los poetas lo saben!
Adrián fue a ver de nuevo
al pez que tan preocupado le tenía.
León dormía profundamente,
bajo una piedra enorme,
inmóvil, en el fondo,
entre las algas.
- Lo siento mi
querido León,
no te he encontrado
ningún poema.
Lo único que sé es
que ...
Un
poema
es
como llevar el cielo en la boca.
Es
como el pan recién hecho,
el
gusto que queda en la boca
después
de comerlo.
Un
poema
es
escuchar el latido
del
corazón de las piedras.
Es
cuando las palabras quieren volar.
Es
un canto desde la prisión.
Un
poema
pone
las palabras del revés
y
¡ale hop! el mundo es nuevo.
León abrió un ojo,
después el otro
y, por primera vez
en su vida, habló.
- Entonces, yo soy
poeta, Adrián.
- ¿Ah, sí?
Y mi poema es mi silencio ... -¡Mamá, mi pez se muere!
¡Corre!, se muere de aburrimiento, mi querido León.
La Mamá miró a Adrián,
cerró los ojos,
volvió a abrirlos...
Sonrió:
-¡Tienes que darle un poema inmediatamente!
Y se marchó a su clase de trombón.
-¿¡Un-po-e-ma!?
Adrián fue a mirar en el armario de la cocina.
-¿Hay aquí algún poema?
- Aquí no hay poeeeeeemaaaas,
respondieron susurrando los fideos.
cerró los ojos,
volvió a abrirlos...
Sonrió:
-¡Tienes que darle un poema inmediatamente!
Y se marchó a su clase de trombón.
-¿¡Un-po-e-ma!?
Adrián fue a mirar en el armario de la cocina.
-¿Hay aquí algún poema?
- Aquí no hay poeeeeeemaaaas,
respondieron susurrando los fideos.
Adrián rebuscó
en el armario de los escobas.
- Aquí do hay dingún boema,
dijo la fregona,
que siempre está
resfriada.
Adrián miró
debajo de la cama
de sus padres...
- Aquí no hay
ni un orinal,
dijo el polvo entre risas.
Adrián es cabezota.
Se fue corriendo a
casa de Lolo, el vendedor de bicicletas.
Lolo,el que lo sabe
todo, el que se ríe por todo,
el que siempre está
enamorado.
Estaba reparando un
neumático y cantaba.
-Un poema, Adrián, es estar enamorado:
es como llevar el cielo en la boca.
- ¿Es eso? Ah, vale.
Adrián fue a ver a
la señora Tortel,
la panadera. Su
amiga.
Cuando llegó estaba
despachando una barra de pan
y tres cruasanes a
la señora Arsenia.
- ¿Un poema?
No sé muy bien.
Conozco uno, y es como el pan recién hecho:
es el gusto que queda en la boca
después de comerlo.
- ¿Es eso? Ah, vale.
Adrián fue a
preguntarle
al viejo Mahmud,
el que vino del
desierto,
el que riega sus
rododendros
todos los días
a las nueve.
Mahmud le respondió sin dudar:
- Un poema es escuchar
el latido del corazón de las piedras.
- ¿Es eso?Ah, vale.
- ¿El corazón? ¡Oh!
¡Rápido, el corazón de mi querido León!
Adrián regresó
corriendo a casa.
Su pez parecía
dormido.
Flotaba suavemente
entre las algas
como si estuviera
pensando...
Adrián fue al otro
extremo de la casa
a preguntar a su
canario Aristófanes,
que no tiene,
precisamente, cerebro de pajarito.
Ariatófanes, hinchando las plumas, dijo:
- Un poema, es cuando las palabras quieren volar.
Es un canto desde la prisión.
- ¿Es eso? Ah, vale.
Entonces llegó la
abuela con su perro,
su coche nuevo y
tres botes de mermelada.
- Abuela, abuela,
¿qué es un poema?
La abuela se quedó
pensando un buen rato,
(se sabe que está
pensando porque sonríe
y pone cara de
filósofa).
- Cuando te pones
un jersey
viejo del revés,
querido Adrián,
de pronto parece
que es nuevo. ¿Sabes....?
Un poema pone las
palabras del revés
y ¡ale hop!,
el mundo es nuevo.
- ¿Es eso? Ah, vale.
- Pero pregúntale a
tu abuelo,
él a veces escribe
poemas...
¡en vez de arreglar
la cisterna!
- ¿Un poema?, dijo
el abuelo
retorciéndose los
bigotes
y frunciendo las
cejas.
Un poema, es...
eso que hacen los
poetas.
- ¿Es eso? Ah, vale.
- ¡Ni los poetas lo saben!
Adrián fue a ver de nuevo
al pez que tan preocupado le tenía.
León dormía profundamente,
bajo una piedra enorme,
inmóvil, en el fondo,
entre las algas.
- Lo siento mi
querido León,
no te he encontrado
ningún poema.
Lo único que sé es
que ...
Un
poema
es
como llevar el cielo en la boca.
Es
como el pan recién hecho,
el
gusto que queda en la boca
después
de comerlo.
Un
poema
es
escuchar el latido
del
corazón de las piedras.
Es
cuando las palabras quieren volar.
Es
un canto desde la prisión.
Un
poema
pone
las palabras del revés
y
¡ale hop! el mundo es nuevo.
León abrió un ojo,
después el otro
y, por primera vez
en su vida, habló.
- Entonces, yo soy
poeta, Adrián.
- ¿Ah, sí?
Y mi poema es mi silencio ...